Brote de resfriados

Hoy este truhán bloguero amaneció enfermo. Primero pensé que era algo cíclico y recordé que más o menos por estas fechas el año pasado me había sentido igual de jodido. Por eso consulté a mi querido blog y gracias a la fecha del otro post concluí que esta enfermedad no es un cotorreo anual porque los dos resfriados están separados por tres meses.

Luego recordé que tengo afición a resentir los cambios de climas, y habiendo entrado al verano formulé mi segunda teoría. No sé por qué carajos me enfermo cada tres meses, si en este clima tenemos dos estaciones: la verde y la polvosa. Pero así me pasa, cada tres meses me enfermo de alguna tontería. Casi nunca fuerte, pero la de hoy me está empezando a asustar. Pero dejo en pausa mi segunda teoría porque más adelante la he de descartar.

La semana pasada tuve salmonelosis. Yo estaba confiado en que esa sería mi enfermedad del cambio de temporada, hasta que llegó hoy el resfriado; una semana después del cambio de clima. Y aquí sí es un cambio de clima hecho y derecho, porque empezaron las lluvias y el resfriado puede serles atribuido. Pero dejo también en pausa esta hipótesis porque también la he de descartar adelante.

Luego después de valorar mis síntomas y las razones posibles concordé que la única razón por la que estoy enfermo es porque el cuerpo me está diciendo “ya párale cabrón”. Fue un fin de semana extenuante: desde las 7 pm del viernes emprendimos el viaje hasta Guanatos, pero por la lluvia hijadelachingada nos tuvimos que ir a 80 km/h la mayor parte del trayecto (i.e. Michoacán). Llegamos a las 6 am a pegar el ojo para despertarnos a las 8 am y dar inicio a la hecatombe.

Tequila Express, despedida y antro (pal after) —y sumándole los trayectos— son los culpables de hacer que de las 64 horas (48 horas del sábado y del domingo más las 16 de carretera) que duró el fin de semana, estuviera despierto 52 sin ningún bloque de 8 horas seguidas de sueño reparador. Nimodo son las bondades de saber fiestear a los —como dice mi madre— hermosos veinticinco. Estoy de acuerdo: lo hice porque quise y debería dejar de quejarme. Pero no está tan chido vivir el final de la fiesta a base de Redbull y mucho menor fallar como copiloto en la carretera. Ya qué.

Esta última era la hipótesis más probable pero quedó descartada hoy en la mañana y dará paso a otra posibilidad mucho más escabrosa. Resulta que ayer por estar encamado no pude intercambiar los tradicionales mails con los cotorros ¡Cuál va siendo mi sorpresa, hoy en la mañana, que mis fieles camaradas comparten mis síntomas! Nunca me había pasado que se contagiara tan rápido una enfermedad. Tan abrumadora revelación descarta todas las demás hipótesis.

Por tanto, el hecho de que sea una enfermedad comunal muy contagiosa, me dice que no es necesario bajarle a la fiesta, no es absolutamente vital dormir tanto, no es una secuela de la salmonelosis y no sufro de gripa crónica estacional. Lo malo es que ante tantos enfermos y por estos malditos síntomas siento que mi latente hipocóndria me está tratando de decir que padecemos influenz(i)a porcina. Chale… ojalá y no.