jueves, 21 de julio de 2011

Reto tuputamadre de 30 días, día 4. Un post que más que post debería ser mail.


Ya lo pidieron y como aquél comentario me hizo sentir bonito en algún lugar de caja torácica, decidí atender el llamado. Este mail va—principalmente—a quien lo pidió pero lo escribiré de manera genérica para que todos lo puedan leer. Verás, después de esa sensación vino el “puta qué güeva hablar de mí y de lo que he hecho” pero regreso al “Ya lo pidieron”, eso sí, te advierto: si estabas esperando un ensayo con temática y magníficos argumentos como de costumbre en este blog, no lo tendrás. Mejor en vez de leer estos renglones de “yo, mi, me, conmigo” te recomiendo el blog de Seth Godin (no sé quien sea pero dice cosas útiles).

En fin ¡A darle átomos! diría el Hombre Radiactivo. Empiezo por el principio (de año). Regresé un poco acongojado—no acojonado—por dejar a mis seres queridos. Regresé a un pinche frío del demonio (notas la contradicción) a trabajar en un proyecto que no le veía fin y que sumado a la oscuridad perpetua, me sumió en un taciturno vaivén de días. La huella de carbono—el proyecto ese del que hablo—iba lento y la vida transcurría sin más novedades que un capítulo de Gray’s Anatomy (vale decir que en esos meses de encerrazón me eché completita la serie de Fringe).

Así la aburrición del invierno fue solo interrumpida por los momentos de felicidad total al deslizarme por una pendiente nevada. Felicidad transformada en euforia cuando se combinaron pendientes nevadas + Juan López en el cantón de los Grisones + la mejor de las noticias el 4 de marzo. Solo así logré convertir el invierno en una etapa de más agradable.

Luego llega la primavera y al inverso de cómo las endorfinas cubren los neurorreceptores, la gente va perdiendo capas de ropa que a su vez liberan más endorfinas. Por tanto, bioquímicamente la primavera empezó bien, como siempre lo hace. El proyecto encontró la luz del túnel y yo recibí ovaciones por él. Tanto, que empezó otro; ahí mismo, acerca del mismo tema pero con mas juego, más lugar a la imaginación. Hay que recordar que imaginación = bueno.

Ya cerrando el invierno—que en Londres el principio de primavera es pariente cercano del profundo invierno—llega la visita a la capital Reinounidense de mi contradicción favorita: el Diablo y el Papa. Sin olvidar la igual importante aparición de miss Pene y compañía. En la estructura de párrafos a la que te estoy exponiendo Londres merece por sí sola uno o dos. Pero como ya todos saben lo que hay alrededor del Támesis, te dejo con que para mí significó una de las mayores experiencias del año ¡Truly wicked mate!

Si en oposición a los Rosbifs le sumamos una muy soleada visita a Madrí, de nuevo con Juan López, entonces la cosa sigue mejorando. Hablaré breve de Madrid, porque esa ciudad y su gente merecen—de más—ser mencionados. Reitero: gente. Conocí (de nuevo y ahora sí bien) a Nerea, y compartimos grandes momentos con Tatis (que ahora es Bea), Ramón, Alejandre, Borja y Laura, incluso con los reyes (los vi pasar) en fin, lo hemos pasado muy guay, macho.

Se acercaba mi cumpleaños y hubo otro gran parteaguas. Ahora Juan regresó a Zúrich, pero no lo hizo solo, sino se trajo consigo de una versión unos cuantos años y unos cuantos kilos mayor que él, en efecto: Don Jorge. Recorrimos este país donde para llegar a la montaña que sale en Toblerone hay que atravesar otras montañas metiendo el coche a un tren. Digo, si no tienes mar tienes que ingeniártelas para no quedarte atrás e inventar el equivalente a un ferri, donde metes tu coche al navío (en este caso un vagón de tren) para que te transporte a la otra cara del cerro. Todo culminado por una fugaz visita al Ticino atravesando el paso del San Gotardo ¡Spettacolare!

Para mi cumpleaños decidimos tomar un vuelo último minuto a Hamburgo, ciudad que merece también un párrafo para ella sola. Pero como la visita fue exprés, no puedo hablar mucho ni del Sankt Pauli, ni de la Reppebahn ni del puerto. Pero te puedo platicar del museo de miniaturas más grande del mundo. Un destino que vale la pena por él solo. Tienen desde trenecitos de “juguete” hasta el Matterhorn (otra vez, la montaña del Toblerone esa de la que hablaba), barcos escandinavos o un aeropuerto ¡Großartig!

Luego, para seguir coleccionando capitales vino París, ahora con Juan y Jorge López. Que también merece un párrafo para ella solita. No importa cuántas veces vayas (a penas llevo 3) París siempre te sorprenderá. Un palacio patrimonio de la humanidad en cada esquina, la fiesta tan buena como repentina, y las bicis del vélib’ para quien no camina. De nuevo: la gente, reencuentros con viejos amigos y lazos forjados con nuevos amigos. Oh-là, simplemente ¡magnifique!

De esa visita a Francia también están las otras peripecias para ir a conocer a un autor, pero de eso ya he hablado. De ahí, al fin de la primavera no hubo grandes acontecimientos (aparte de los mencionados, por si hicieran falta) excepto el concierto de IAMX, que fue el encargado de inaugurar la temporada musical y nos da pie al siguiente parteaguas del año: El Southside.

Nuevamente como al parecer ya nos es costumbre, Juan López decidió no perderse la oportunidad, y aunque ya lo he mencionado de rebote, vale la pena darle un par de líneas. El concierto estuvo inundado… de bandas de una calidad excepcional. Tres días de un cuasi-orgasmo-musical auspiciados por personalidades como Arcade Fire, Arctic Monkeys, Portishead o Band of Horses entre otras (como Foo Fighters, pero ellos no me trauman).

Cronológicamente ya estamos muy cerca del día de hoy, pero es bueno mencionar las deliciosas temperaturas que alcanzan los 30°, la espontánea aparición de Cake y Molotov. Y el cierre del ciclo con Helado Oscuro. El proyecto en la cervecería por lo pronto ha terminado, y por lo pronto—con la compañía—ha terminado bastante bien. Sin embargo, sigo en espera de la respuesta de la academia.

Ya para cerrar es más interesante la firma del cese al fuego con tanta actividad porque ahora hay solo dos objetivos en la mira: Groundwater II y Numerical Hydraulics. Batallas que me tienen encuartelado en Zúrich pegado a las páginas hasta el 2 de septiembre. El armisticio se vencerá—libradas las batallas—cuando llegue Estambul, pero por lo pronto te ofrezco, estimada(o) lectora(-a), una tregua a tanta palabrería.

miércoles, 13 de julio de 2011

Reto tuputamadre de 30 días, día 3. Prietos, chaparros y pobres

Recientemente después de presumirles a mis camaradas mi próxima participación en un concierto más, uno de ellos se preguntaba por qué en México no vienen ese tipo de conciertos. Cómo respuesta propuso quesque porque los mexicanos somos “prietos, chaparros y pobres” (No quiero poner el nombre de quien lo dijo por “proteger” su privacidad y porque para el alcance de este post tiene muy poca relevancia); frase que puso a ésta, tu humilde maquinita de 15 Watts a trabajar.

Yo conozco muy de cerca al autor de la frase y sé que su comentario fue en totalidad con fines lúdicos y con el afán de hacer reír, él no es racista. Pero no le quita que los mexicanos—en general—tenemos implantado un cierto auto-racismo, es decir un prejuicio hacia lo propio, lo mexicano. Este tema da mucha tela de post por donde cortar, dejo la puerta abierta para otros posts; entre otras razones porque ya casi llego a la mitad de mi longitud habitual (25 cm) y porque quiero que el tema de este post sea ¿por qué no vienen esos conciertos a México? Y no nuestro auto-racismo mejica.

En fin, regresando al tema de los conciertos, me pregunto si en realidad el hecho de ser prietos, chaparros y pobres haga que no se realicen esos conciertos en México. Si esas tres palabras se refieren a que somos unos salvajes y entonces en un festival como tal habría mucho desmadre, estoy en desacuerdo. Acabo de estar en uno en Alemania y te aseguro que esa gente alcoholizada, por más “civilizada” que parezca, se comportaba peor que animalitos. Puedo asegurar que bajo nuestro cielito lindo la cosa no se pondría peor.

Si la frase se refiere a que somos pobres entonces le puedo dar más crédito. Mover tanta infraestructura es costoso y aquí hay dos ventajas para el viejo continente: el poder adquisitivo del pueblo sí es—en efecto—mayor y la segunda es porque todo se tiene que hacer en esos tres meses llamados verano. Con esto las bandas aprovechan que pueden chambear solo durante tres meses y abarcar una gran cantidad de público.

Pero creo que el problema no radica tanto en que somos salvajes ni pobres porque estoy seguro que de hacerse un Coachella cerca del D.F. habría público suficiente, hay muchísima gente civilizada dispuesta a invertir su pesitos en la buena música. Creo que la razón es que la atmósfera para conciertos actual de México simplemente no es la adecuada. Por varias razones:

Lo prieto no es causa de nuestro clima tropical (en el que caen monzones en verano) pero lo tenemos. El verano es el tiempo en que la mayoría de las bandas quiere trabajar y es el periodo óptimo para presentarse ante la mayor parte de la población que disfruta de esta música, pero no es el tiempo idóneo en México. Nimodo la mayoría de los oyentes de la música que nos gusta están en lugares donde las cosas obligadamente se hacen en verano, y traer a México todo el tinglado en otra época—cuando no caigan nuestras destructivas tormentas—puede que sea demasiado caro.

Lo chaparros no nos hace corruptos, pero lo somos. Para los organizadores es dificilísimo calcular los gastos necesarios para las mordidas y demás “gastos variables”. Con tan alto riesgo no es de sorprender que ningún inversionista se quiera aventar el tirito para que al final le salga perdiendo a causa de unos cuantos vivos.

Lo pobre no nos dio un país tan violento (o por lo menos no en su totalidad) pero aún así lo tenemos. A mí me daría un miedo terrible juntar a 10,000+ personas y exponerlas a las granadas de un par de imbéciles. Y si yo fuera una banda (de música, obvio) no sé si estaría dispuesto a que la gente corra ese riesgo solo por oírme.

Ahí están mis razones, México no es prieto, chaparro y pobre sino tropical, corrupto y violento. Y el tema de nuestro auto-racismo puede esperar al post que sigue; que al cabo estoy haciendo el reto tuputamadre.

Foto ©Juan López. Tomada en el festival Southside en Neuhausen Ob Eck, Alemania. 17 de junio de 2011.

martes, 12 de julio de 2011

Reto tuputamadre de 30 días, día 2. Un post acerca de alguien más


Mi amiga Regina Filange decidió desactivar su cuenta de facebook. Como ella no bloguea me mandó la foto (el "imprpant")para que la subiera.

Le impactaron dos cosas:

1. Facebook es tan narciso que solo puede haber una razón por la que ya no quieras usarlo. No se puede elegir varias opciones.

2. Una de las razones por esta decisión tan radical es que estaba preocupada por su información personal, aún así sus amigos podrán seguir invitándola a eventos, etiquetándola en fotos, o pidiéndole que se una a grupos (ver letra gris).













En efecto, chérie, una vez en Facebook estás para siempre a merced de Mr. Zuckerberg. Aunque mueras. Debiste haber leído con detenimiento el contrato antes de darle clic a Acepto términos y condiciones.

lunes, 11 de julio de 2011

Reto tuputamadre de 30 días, día 1. Chinga tu madre

Ya hacía rato que no escribía con groserías. Y reitero: es una delicia. En gran parte se debe a mi encuentro de ayer con Molotov. Así que este post se tratará de dos cosas de Molotov y su relación con el Reto Tuputamadre del título.

En mis épocas preparatorianas (¿o fue en secundaria?) liberaba mis endorfinas cantando todas las joyas del vocabulario mexa que Molotov nos ofrecía. Desde la oda al puto, o el bolero a la obesidad, o la sinfonía del chingueasumadre el gobierno. En esa etapa de–como me suelo referir—las erecciones constantes, cantar groserías a escondidas de tu madre (y de la tía Ana Paula) era un refugio sin igual que te hacía sentir más grande que fumar.

Luego como los personajes en los libros, el personaje de este blog maduró (poquito) y se dio cuenta que cantar (o bloguear) groserías es una manera barata de llamar la atención. Sí, la estrategia de Molotov es barata, y también sé que mi estrategia con este post lo es también. No importa, porque tengo en la cabeza dos o tres personas que leerán lo que sigue y se lo tomarán personal y quizás así penetre más en su cerebro.

Desde hace dos o tres meses circulan en mi selección de lecturas en RSS los retos musicales, o los retos de películas o los retos de quien sabe cuánta babosada. Y la gente los sigue. A mi se me hacen totalmente insípidos, peor aún: se me hacen como una tarea de colegio ¡ándele porfas, profe deme una lista de temas de los qué escribir! ¿De veras es necesario qué alguien te diga “hoy tienes que escribir de una canción que te ponga húmeda”?

Por eso en esta protesta los invito a seguir mi reto tu putamadre de 30 días. Las reglas son: ¡¡¡no mames regresa a preescolar!!! Nadie necesita una lista de temas para publicar sus preferencias en internet. No quiero saber que Carla Bruni te produce una erección o que Leonardo de Lozanne te moja la concha. O bueno sí me interesa pero no en la forma obligada de una lista cual artículos en la constitución. Por eso leo blogs, no listas.

Yo seguiré con mi reto tuputamadre de 30 días y lo haré como lo he hecho hasta ahora. Blogueando tan libremente como el protagonista de este blog, en su madurez, me lo permita. Hablando de lo mismo, eso me gusta de molotov. En su “libertad” infantilizada me ayudaron a perderle el miedo a las palabrotas pero han—hasta cierto punto—logrado madurar también de su estrategia barata y empiezan a proponer más con sus canciones.

Para seguir con el formato de los retos musicales y eso, les dejo el video de Cerdo de Molotov. O mejor no, ya me dio hueva, búsquenlo ustedes.