sábado, 29 de agosto de 2009

Zürich. Uno

Hasta el momento

Llegué el martes de la semana pasada. Del aeropuerto fui al hostal, pero para eso tuve que entender primero cómo funcionan los sistemas de cobranza suizos. En realidad te puedes subir a todo el transporte público sin pagar, el problema es que a veces (muy a veces) llega un checador y te pide el boletito, y más te vale tenerlo porque si no te multan con 80 Fr.

Llegué al hostal y a pesar de que solo quería dormirme me forcé a salir porque ¡vamos! no siempre estoy en Suiza y había que turistear. En cuanto me bajé del tranvía conocí a una austriaca y nos fuimos a pasear por la ciudad. Fuimos al lago, caminamos un rato, fuimos al zoológico y a la FIFA. En la FIFA en realidad no hay mucho que ver solo un edificio bonito, pero nos metimos sin darnos cuenta que es más bien privado. Digo nos metimos justo cuando estaba bajando la pluma detrás de un coche pero quién dice que eso es ilegal, solo éramos unos simples turistillas por ahí. El caso es que no nos corrieron (pero tampoco había más “despistados”).

La semana transcurrió normal, pesada, entre el jetlag y todo lo nuevo. Pero sobreviví a las primeras clases de alemán y al cambio de horario. Ayer yo no esperaba mucho de la vida nocturna de la ciudad pero resulta que por alguna razón caímos en una calle donde estaba toda la fiesta, parece que hay un festival o algo así porque los suizos estaban vueltos locos. Todo el mundo tomando en la calle. Caminábamos y bebíamos. Hasta que nos dieron las 2 y puntualmente todo empezó a cerrar. Increíble, en 15 minutos, los negocios en la calle estaban muertos y la calle se vaciaba.

Ya de ahí caminamos al hostal (como una hora, y yo que hace mucho que no camino). Dormimos y empezó el sábado en verano. Estuvo soleado, no hacía frío, pero tampoco calor. Nos fuimos a caminar por el centro y dimos con el río Limmat. Caminamos a su lado hasta que aparecieron unos como muelles. Son un equivalente de playas para esta ciudad que no tiene costa. Ahí la gente se asolea y bebe una cerveza de los bares de atrás. Yo ahí llegué y pa pronto aproveche y me zambullí en el río. Ahora puedo decir que ya nadé en el Limmat (llevaba queriendo meterme desde que llegué). Y para mi sorpresa no está demasiado frío; estaba más fría la presa de Taplapa.

Luego de los muelles-playas nos fuimos a caminar más y nos topamos con una lancha-camión. Es otra de las formas de transporte público de esta ciudad. Es el equivalente al vaporetto veneciano. La verdad solo nos subimos porque está incluido en el pase mensual queríamos conocerlo. Está muy chistoso que una lanchota disfrazada por dentro como un camión urbano, te lleve de un lugar a otro. Nos bajamos en la plaza central y seguimos caminando, cuando pasó otra cosa chistosa.

Una mujer vestida de novia se nos aproximó y empezó a decirnos: “arrrrjjjj jjjjrraaaaeeeggrrrrjjj jjjrr gggerrrjj jeragjjjrr” hasta que la detuvimos con un “we don´t speak german”. Ya con un idioma entendible nos dijo que era su última tarde de soltera y que estaba buscando 7 hombres para bailar salsa. Mis nuevos amigos (uno español y el otro italiano) chiviados no quisieron, y pues ahí va el mexicano a bailar salsa con una desconocida. Por lo menos obtuve una rosa (esque eso me dieron como agradecimiento).

Ese es el avance hasta ahora, luego que pasen más cosas las pongo.

jueves, 27 de agosto de 2009

SKYY in the sky


Este es un post viejo, lo escribí en el avión.


Me estoy tomando un Bloody Mary cortesía del buen George (¡Gracias George!) que me facilitó un cupón válido por un chupe gratis. No se si es culpa de mi pronta embriaguez por mi chupe de altura (10,676 msnm para ser exactos), pero yo lo encuentro un tanto poético: A SKYY vodka in the Sky.

No escribo más porque quiero ver Star Trek.

Ya terminó la película y como no tengo nada mejor que hacer seguiré escribiendo. Este post se me figura algo así como una serie de tweets subidos todos al mismo tiempo con retraso por no tener conexión al sobrevolar el Atlántico.

Después de mi Bloody Mary de cortesía sirvieron la cena. El mesero me ofreció vino o cerveza. El cual rechacé porque cuestan siete dólares. Luego me dijo que eran gratis. Por chiveado y por güey los rechacé otra vez. Pero el mesero captando mi gesto de me-da-pena-por-parecer-morto me dijo “no hombre tu pídelo y luego te lo tomas ¿qué va a ser entonces; tinto o blanco”. Ya con esas reglas bonachonas ni yo me pude rehusar. “Rojo” le dije.


Pero como no hay que rechazar nada de lo que se nos ofrece y no quería pasarme mi pollito con el jugo de tomate con piquete, acepté una coca más. Suerte que el avión viene medio vacío porque, primero es mucho más cómodo y después porque pude llenar la mesita de al lado con mis múltiples bebidas. Luego le sigo que está empezando 17 Otra vez.

lunes, 24 de agosto de 2009

Panda Express

Desde el inicicio de mi día, en mi desmañanado arribo al aeropuerto, fueron brotando los personajes de aeropuerto. Unos muy risibles, otros que solo dan pena, y otros, quizás, envidia.

Este es un güey que viste con una playera de huesos (de esas que no tienen nada de mangas solo unas tiritas que van a los hombros). Tiene un tatuaje que logra verse en las amplias aberturas de su camiseta, lo que se lee está en latín, como si tatuarse algo en una lengua muerta te hiciera más culto. Lleva un sobrero chistosón. Usa lentes y no logra desprenderse ni de su look malo ni del bueno. Por eso lo apodo el Justin Timberlake cholo.

Este otro, es un grupo de individuos que se repite, estoy seguro, a diario. Están en el aeropuerto de Guadalajara. Quiero apodarlos Los polleros. Deja te explico.

–¿Cuántas personas viajan? –pregunta la obesa encargada de seguridad.

–seis –contesta la líder pollera.

–¿Cuántas maletas lleva?

–trece.

¡¡¡¡¡TRECE!!!!! Por Dios Santo que me cuida y me guarda, qué tantas cosas puede llevar una familia de seis a Los Ángeles. Yo no entiendo, allá ya hay todo. Pero lo peor del caso es que de las maletas que no son gigantescas dos son cajas de cartón amarradas con mecate de plástico. Hay, hay, hay mis queridos Angeleños. Tal vez exagere pero se debe a que gracias a Los polleros, el ascenso de los pasajeros que no volábamos a Los Ángeles se detuvo que porque su vuelo salía primero. Bueno, agradezco al menos, que no me toco vivir en el autoexilio y que como Paisa, estaría obligado a transportar las gallinas, el guajolote los recuerdos gastronómicos de mi tierra.

Después de eso mientras ingiero los sagrados alimentos –ya en un aeropuerto gringo–hay un señor enfrente de mí que antes de empezar a devorar pone las palmas de sus manos como a 5 cm de la comida, agacha la cabeza y empieza a murmurar algo mientras mueve la cabeza como haciendo circulitos con la punta de la nariz. No sé de qué religión se trate, pero por la pinta del tipo supongo que era judío. No porque tuviera señas particularmente distintivas –tiene la nariz normal, pelo medio cano, estatura promedio, tez blanca pero no muy blanca– sino porque de lo que pude husmear no estaba comiendo puerco (ya sé que no es gran seña pero algo ayuda), no tenía ni look arabesco ni tampoco latino; mucho menos oriental. Y dado la escasez de religiosos que consagran sus alimentos, le apuesto al semitismo.

La pareja de hermosos. Una güerita –castaño claro, no güero Miss Clariol– con bronceado perfecto, unos shortcitos bien cortos que muestran sus perfectamente torneadas piernas, con una figura digna de tenista rusa acentuada por una ligera blusita que enseña justo lo necesario –ni mucho ni poco– y con cara con un ligerísimo toque de maquillaje que muestra su gran belleza natural. Esta Venus de aeropuerto caminaba al lado de un tipo de 1.85 que también podría haberse caído de una revista de modelos.

Por último tengo a una pareja que habla alemán. Lo sé porque se han dicho tres palabras. Creo que yo estoy teniendo una conversación más nutrida con las ardillas de mi cabeza. Parecen novios por su diferencia de edades, pero también parecen completos desconocidos o recién divorciados. Yo qué sé. Espero que no sean así todos los que hablan alemán.

Y a todo esto ¿Por qué el título? Le prometí a mi hermano (¡¡¡hola Juaaaaaaaaan!!!!)que si comía en Panda Express titularía ídem un post. Helo aquí. Después de zamparme un delicioso orange chicken con mixed veggies me entró el ánimo de escribir. Pero ya me voy porque así como entra el ánimo también ataca el ánimo de salir y ya sabes, me queda otro laaaargo vuelo.

viernes, 21 de agosto de 2009

Oh so very frustrating

He intentado resetear esta estúpida máquina cerca de ochenta veces porque tarda como 8 minutos en prender y se traba de la nada. Yo sé que lo más probable es que sean virusES y programas olvidados que se autoinician y solo ocupan memoria (de las dos). Por eso necesito inmediatamente resetear la máquina y dejarla como nueva, pero no puedo. No logro encontrar en internet los discos de instalación –que por cierto cuando la compré el méndigo empleado me dijo que las laps ya no venían con discos sino con particiones especiales. Falso. Qué se pudra en averno– y no sé de dónde qué voy hacer, maldición… ¿sugerencias?

Por cierto, me quedan 3 días. He ahí la razón del apuro.

jueves, 13 de agosto de 2009

11 days to go

Ok, ok, I know I probably shouldn’t be publishing my life on the web. But what the heck, I’ve got only 11 days to keep on writing the way I do. In those days I’ll try to write as much as I can (I’m not promising anything) but afterwards I’m not so sure. What is certain is that I will not abandon this blog to rot and die, but there will be some changes… I expect so for my life is about to change in some many ways.

Thanks for dropping by.

lunes, 10 de agosto de 2009

Cobra Televisa

Acabo de ver un video nefasto que sinceramente no entendí y recomiendo no desperdiciar los 3:51 que dura por más que se jure que Azcárraga Jean va a poner una cara de indignación (perdón Mercedes) ante el Papa (el Papa su santidad, no Jorgito). Pero resaltó la esquina inferior derecha con el logo de Televisa, el logo viejo. Este:

Que me hizo pensar en que si le pones unos colmillos y le dibujas un velo a las orillas se puede parecer a este otro:

Ja, ja, ja. Sí, este es un post sin sentido alguno. Tal vez salió por externar mi no exclusiva frustración por aquella cinta chafa, predecible, plasticosa, mal acutuada e insultante a las películas para publico varonil, que acaba de estrenarse (si eres hombre mejor cómprate una Playboy porque según el consenso lo único rescatable son las actrices). Ahórrate la ida al cine a ver G.I. Joe.

jueves, 6 de agosto de 2009

El Club de los Cotorros

¡Está vivo! ¡Está vivo! ¡ESTA VIVOOOOOO!


Así es, damas y caballeros, cotorros.net vuelve a existir. Pásenle a ese su otro blog de confianza.

www.cotorros.net

recuerden

punto net y no punto org.

Repito:

www.cotorros.net

Hedonismo

Por si no te has dado cuenta vivimos inmersos en una cultura de absoluto hedonismo. Todo lo que está a nuestro alrededor está diseñado para fomentar el placer, o para evitar el dolor. Desde el Pinol que aromatiza hasta la morfina que recetan los oncólogos. Si no me crees, prende tu tele –en los canales abiertos– a partir de las 11 de la noche para notar que el 95% de la publicidad está enfocada al sexo. Y no estoy diciendo que sea malo, sino todo lo contrario.

¿Para qué demonios, si no es por el placer, estamos en esta Tierra? Tonto el que no goce. No estoy hablando meramente de sexo, no porque no me guste sino porque soy malísimo para procurármelo existen otros placeres que son los detonadores de este post. Todos tenemos nuestra forma y nuestro tiempo de gozar, esta es la mía.

Ahora que estoy de huevón vacaciones me he dedicado a satisfacer cada uno de mis antojitos. Es impresionante la cantidad de placer que genera hacer y comer lo que quieres, en el momento que sté y solo usté mande. Ya hablé con anterioridad de los placeres de los lujos y no los repetiré. Mejor te me dedicaré a darte envidia.

En esta ciudad existe Manhattan, una cadena de paletas de hielo. No son destacablemente buenas, excepto por una de sus creaciones. La paleta de Chamoy. Ooo manjar de Dioses de forma fálica y gélidas temperaturas. Es simple Chamoy congelado con sus pedacitos de chabacano –o lo que quiera que sea– pero con la concentración exacta de ácido, sal, y deliciosura. No conozco a nadie, que la haya probado y que sea mexicano, que no le guste. Mmm that’s what god’s vagina must taste like.

Después de mi descripción exagerada, pero no fuera de realidad, siguen otros placeres. Antes de la paleta fui al Seven y me compré un Caramilk de Cadbury… santo Dios esos chocolates sí que son ricos, casi tan buenos como los Ghirardelli… PAUSA.

No mames... aaaaaaaaaaaaa… justo al momento de estar escribiendo, me puse a googlear Ghirardhelli y aventuré abrir el gmail. ME ACABAN DE ACEPTAR LA VISA. Así que oh si queridos compatriotas me larrrrrgo de aquí. Los quiero. Pero me larrrrrrgo. Ahora sí después de este párrafo-paréntesis de emoción (y después de dar 20 saltos como estúpido en mi cuarto… –¡es neta!–) puedo continuar con mi hedonismo.

Como decía de los chocolates…. YAAAAAAJJJUUUAAAAAAAA AAAAAAAAAAA ESO ESO ESO… OK OK ya autocontrol porfavor… los Ghirardelli squares –o como quiera que se escriba, no lo quiero googlear– de milk chocolate con caramel filling (demasiado pochismo ya sé, pero es por respeto eso y que solo se encuentran en el gabacho) son también un pedacito del mismísimo Olimpo.

Los placeres de después de la paleta –¿notas como la paleta es un parteaguas en mi vida?… bueno olvida lo de la visa por un momento la paleta era una de las ideas originales del post– fueron blockbuster; papas con limón, Valentina y jugo Maggi; palomitas preparadas ídem; y… ya no puedo terminar el post por tan semejantes buenas noticias. Los quiero…

Pero tampoco lo quiero dejar así nomás al aire. Concluyo que si desean irse del país lo hagan, si desean escribir un post sin camisa, háganlo (sigan mi ejemplo) y remato con una frase cliché: a CoMer y a gozar que el mundo se va a acabar. Okei, tal vez el mundo no, pero sí mi estancia en México (ya no pongo ‘espero’ entre paréntesis porque ya me dieron la visa ja ja ja) así que no pierdas más tiempo que hay que aprovechar toda esa gama de frutos de nuestra herencia hedónica.

martes, 4 de agosto de 2009

Terminator 4

No haré una gran reseña de la película porque es cagante que te las ceben, y solo se la quiero cebar a un par de amigos. Aunque ¡vamos! ¿Cómo podría cebarse una película con tanta acción, tantas balas y tanto postapocalipsis ¡Joderrrr que esta peli lo tiene todo, tío! Aunque he de admitir que si naciste con el cromosoma XY te encantará, si no; probablemente te quejarás de puras tonterías como “¿de todas esas balas ninguna le da?” o “por qué John Connor es tan importante”. La película es buenísima, mantuvieron todas la secuencia espacio-temporal de las anteriores y se libraron de la misma formulita de las otras tres. Tiene sus fallas (como el hecho de ser un nexo clarísmo entre las predicciones de Sarah Connor y la invención de la máquina del tiempo) y las cursilerías Hollywoodenses, pero es un merecido «««½.

En vez de dedicarme a decir cosas que tal vez requieran un Spoiler Alert me dedicaré a dar mi opinión de los personajes-actores.


Serena Kogen (jaja buen apellido). Interpretada por Helena Bonham Carter. No cabe duda: esta mujer tiene talento. Película que sale, película que se la lleva. Esta no es la excepción, también le otorgo la mejor actuación. Aunque es un papel diminuto (¡snif!) logra demostrar que es buena, o mala, o quién sabe ¡Esa es una actriz chingao! En Harry Potter 5 tiene un duelo con Gary Oldman (quién también es uno de los actores más talentosos) y verlos luchar es un miniorgasmo cinéfilo, aún no sé quién ganó ese duelo. Pero yo la amo.

Christian Bale es John Connor. Algo pasó. Quizás esta vez le quedó grande el papel. Como Bruce Wayne la hizo de maravilla. Junto a Johnny Depp se vio opacado. Y en esta ocasión no me queda más que asumir que su pobre interpretación se debe al personaje, pues Sam Worthington no es mucho mejor actor que él y nunca se enfrentó a mi querida Helena. No logra desprenderse de esa voz forzadamente ronca con la que le habla al Guasón –a lo mejor tiene secretamente voz de silbato– y su absoluto heroísmo no se lo compras ni borracho. Pobrecito, se supone que el Caballero nocturno lo catapultaría y parece ser que, por el contrario, no lo deja despegar.


Sam Worthington es Marcus Wright. No diré nada del personaje, mejor hablaré de la relación del actor con su papel. Este güey a diferencia de Batman sí supo encarnar a quien le fue asignado. No te diré por qué porque mejor ve a verla; a mí me dejó asombrado. Su personaje no es de esos héroes con los que te identificas –tampoco John Connor, para ese caso– sino es de esos que idolatras: de los que dices “quiero ser él cuando sea grande”; al estilo de Wolverine o Iron Man. Hay una diferencia enorme: en vez de querer hacerte la víctima y tratar de ser normal (guácala), cualquier varón (que se jacte de serlo) saldrá de la sala queriendo demostrar su hombría pegándole a alguien o destrozando algo.

Y hablando de Wolverine, eso me recuerda que le pronostico un éxito enorme a este otro australiano. Cuando ví X-Men pensé lo mismo de Hugh Jackman y velo ahora, es el galán más galán; lo sabía ¡ja! Estoy seguro que le va a pasar igual a este güey. Lo tiene todo: está guapo –que es totalmente indispensable–, es carismático, está joven, ya hizo un papel que lo puso en el mapa de la audiencia; y por si fuera poco está conectadísimo en el medio. Si eres fans sabrás que estuvo a punto de ser James Bond. Pero más importante que Bond es el otro James: su amigo James Cameron. El director de las primeras dos Terminators lo propuso para ser el coprotagonista de la cuarta; pero aún hay más. Cameron también lo escogió para protagonizar su nueva película, Avatar.

Si no sabes qué es Avatar –tengo la costumbre de sugerir el suicidio pero esta vez ofreceré algo menos extremo– ¡googléalo ya! Mira aquí te lo pongo. Este tipo aparte de ser Marcus Wright será el protagonista de la nueva película que arrasará en los Oscares –por varias razones que te dejo de tarea que investigues–. Sí te digo que será un filme muy novedoso. Además hay que recordar que James Cameron es un consentido de Hollywood, o por lo menos es un consentido mío por su pasión por la ciencia ficción (si mencionas la palabra Titanic te escupo en la cara) y con semejante recaudación no dudo que la academia esté muy agradecido con él.

Two thumbs up para Terminator, para Helena “Mylove (como diría Josean)” Bonham Carter, para James Cameron y un aplauso extra con la mejor de las suertes para Sam Worthington.