domingo, 9 de mayo de 2010

Sangalegüa

Jajaja este vídeo se titula Zangalewa, aparentemente en este se basó Shakira para hacer su nueva canción, que por cierto, no es del mundial. La letra no tiene ninguna alusión al futbol pero coincidió (¿?) con la euforia mundialera. El caso es que el como el equivalente de los low-budgetísimos hits de la Tigresa del Oriente o del Delfín de Ecuador

miércoles, 5 de mayo de 2010

Guadalajara es lenta

Me tomo la libertad de retransmitir este poster que me llegó via @joseanu




sábado, 1 de mayo de 2010

Pascua 2010. Primera parte


Viernes 9 de Abril de 2010


Despedí a Zurich de madrugada con la última nevada del año. El despertador sonó a las 4.30 y en la parada para tomar el primer camión caía un aguanieve molesta pero bonita. Con el nervio del aeropuerto pasé los controles y aborde el avión de Swiss hacia Estocolmo.

Me recibió la foto de alguna personalidad de la realeza que se va a casar en Junio, pero encontrar el camión desde Arlanda hacia la ciudad –que me habían comprado con tiempo– no fue tan fácil, ya después de media hora de preguntar me mandaron a otra terminal y por fin logré subirme al camión que me llevó a la autonombrada Capital de Escandinavia.

Ya entrada la mañana me encontré por fin, con uno de los motivos del viaje: Pene. No fue difícil destacar a mi amiga entre tanta güera, he de admitir. Y hablando de güeras, es verdad lo que dicen: se notan las rubias. Cuando llegué a Zurich creía que había muchos güeritos, ahora no creo que haya tantos. Dejando atrás tan justificada distracción continuo con el relato.

Ese día caminamos por Estocolmo, puedo nombrar los lugares que visitamos pero no vale la pena, por más que se platiquen no se comparará nunca con verlos en vivo y en conjunto. Lo que sí puedo contar es la impresión que causa la ciudad. Está construida en un montón de islas, tienes el mar por todos lados; hay canales, estrechos, esclusas y por supuesto: barcos, montones de barcos. Grandes, chicos, bonitos, feos, nuevos, viejos y sobretodo uno muy viejo.

Este es un barco que se hundió en las ciudad y hasta hace poco decidieron desenterrarlo (¿se dice así también cuando se saca del agua?) y ponerlo en un museo. El caso es que la versión restaurada del Vasa se puede visitar en el museo homónimo. Por supuesto que por culpa de la piojez decidimos verlo nomás por afuerita y gastarnos esas coronas en un café viendo el puerto.

Después de una merecida siesta, una buena cena y copiosos jägermeisters decidimos ver como celebran las suecas (ok, ok y los suecos también). Salimos Cynthia y yo a calentar motores a un bar. Y cada salida a fumar fue pretexto para pedirle fuego a alguna rubia. Resulta que en ese plan son bien buen pedo y los mexicanos muy bien recibidos. No puedo decir lo mismo de adentro del bar; pero eso se lo puedo atribuir a mis nulas habilidades de seducción. Sin embargo, la noche terminó como se debe y las buenas fiestas con Penélope fueron sacadas del olvido.


Sábado 10 de Abril de 2010

El día siguiente nos recibió con buen clima. Por favor, con buen clima me refiero a primavera nórdica, no solazo de abril en México. Visitamos más edificios y partes bonitas de la ciudad, hasta que nos dieron las 5; tiempo de reunirnos con Berina y Emre, compañeros del viaje a Tallin.

Como al parecer es costumbre de los viajes con Pene uno tiene que correr, yo no quise rompre la costumbre. Faltando 15 para que zarpara el barquito, estábamos en la terminal ¡del barco que va a Helsinki! Así que tuvimos que correr al otro muelle. Y cuando digo barquito me refiero a un pequeño crucero de 10 pisos y una cuadra (o hasta más) de largo. Entonces caminar hacia el otro embarcadero lleva un rato. Por suerte llegamos con tiempo.

Yo por lo general no tengo problemas con las nacionalidades, pero en el barco destacaban dos grupos de gente. Los Malos, que invariablemente eran rusos. Yo no sé que tengan pero se ven malos. Unos están mamados, otros simplemente están ahí son sus caras de malos –probablemente ayuden a los viejitos a cruzar la calle–; pero insisto: hagan lo que hagan tienen cara de villanos. El otro grupo que destacó fueron los depravados. Diez o doce individuos parecidos a Apu, consideraban que la técnica europea del ligue es arrimar el Chile por Detroit hasta correr a la mujer en turno. Por suerte una vez en Tallin los depravados se disolvieron entre tantos eslavos.

Tampoco describiré edificios específicos de Tallin (en parte por las mismas razones que Estocolmo y en parte porque no recuerdo ninguno). Pero mi primera visita a la Europa ex comunista me dejó impactado. La parada obligada en Tallin es el centro histórico. No es grande, fácilmente se recorre –sin visitar a detalle– en 3 horas, pero es un pueblo medieval perfectamente preservado. Detrás de las murallas se encuentra la verdadera Tallin, mucho más impactante. Esos edificios grandes y grises al más puro estilo soviético, interrumpidos solo por enormes fábricas; nuevamente al estilo soviético.

De ahí en más lo que vale la pena de Tallin es –según las mujeres– la compra y según los hombres: las mujeres. Como fue de costumbre en este viaje hay que salir todos los días ¡Y cómo dejar escapar la oportunidad de fiestear tras la cortina de hierro! Así que ahí vamos al antro recomendado por una vendedora de lencería. Pero resulta que en el antro de al lado había un fashion show, así que la opción fue fácil y entramos al Spyder. En este lugar las que estaban en el piso no le pedían nada a las de la pasarela. Aunque les encantara jugar conmigo. No daré detalles, mejor pregúntaselos a Pene que estaba muerta de risa.


Domingo 11 de Abril de 2010

El día siguiente dado que estábamos en un lugar donde los lujos son afordables las féminas decidieron dejarse manosear. Ok, ok, decidieron disfrutar de un masaje profesional. Claro y ahí tienen a los dos babosos que tienen que esperar. Está bien, está bien, tampoco fue tan malo, desayunamos y escribí un par de postales. Cuando estuvieron cuajaditas fuimos de nuevo al centro a caminarlo.

Como siempre estaba lluvioso, y no habiéndome cafeinado correctamente, un cafecito (cafecito porque era un local bonito de esos que la calidad del café no es tan importante… aunque aquí resulutó que el café sí fue bueno) sonó como una buena opción. Seguimos caminando por la ciudad medieval hasta que decidimos que ya habíamos visitado suficiente. Pene necesitaba timbres postales así que se separó. Nosotros esperándola encontramos un bar de Depeche Mode. Sí un local dedicado justo a esa banda, qué mejor cierre para esta estancia en Tallin.

Lo único que nos falto hacer en mi primera visita a Europa del Este, es ir a conocer algún Teibol. LA verdad ya no nos dio tiempo, así que después del bar de Depeche, Verena y Emre se fueron al hotel por las maletas y nosotros fuimos al súper a comprar provisiones para el barco de regreso. Qué bueno que no nos entretuvimos, porque si hubiéramos ido a conocer los Teibols, hubiéramos acabado borrachísimos, haciendo compras malísimas en el super (salmón ahumado, caviar de 15 pesos, pan con queso) y corriendo al barco al grado que hubiéramos llegado con cinco minutos de anticipación y por poco hubiéramos perdido el barco. Lo bueno es que somos responsables y todo se desarrolló suavemente. Tomamos el crucero y después de ocho horas de beber poquito y dormir mucho, nos recibió Estocolmo con una agradable nevada.

Continuará…

El sueño de Martín Moreno

Publicado en México2040

Esta carta me llegó por medio de EOM (otro de los conciudadanos comprometidos que quedan), a quien a su vez le llegó por medio del Excelsior del 30 de abril.

Francisco Martín Moreno publica su versión del México utópico. A mí se me hace que a él, como historiador, no se le puede creer mucho y que incluso critica lo mismo que se le puede criticar a él (amarillismo, información manipulada, ganancias, etc.) . Pero en esta carta no se le puede refutar como historiador porque este es un ensayo, y al ser una opinión no se le puede calificar de bueno o malo. A mi gusto raya en lo cursi, pero es uno de esos textos que pegan en la entraña y te ponen la carne de gallina. Creo también que encaja perfecto en los objetivos de México2040.

La pongo aquí tal como me llegó. Como siempre, de cajón, no creas lo que lees en Internet, por favor. No sé que tan editada esté y ni siquiera sé si en efecto, la escribió Martín Moreno. En fin depués de leerlo contesta ¿cuál es tu sueño? ¿qué quieres que pase en tu México utópico?

Pd: Feliz día del trabajo


Yo también tuve un sueño

Francisco Martín Moreno


30-Abr-2010

Soñé que los comerciantes dejaban de vender kilos de 800 gramos y los jueces impartían justicia sin abrir el cajón para recibir los sobornos y enajenar la ley al mejor postor.


Una de esas noches de luna inmóvil y viento mudo soñé que los maestros mexicanos decidían capacitarse profesionalmente porque de ellos dependía, en buena parte, el futuro de la nación. Soñé que los padres decidían arrebatarle al gobierno, un pésimo maestro según lo demuestra la realidad, la educación de todos nuestros hijos y proliferaban las escuelas privadas. Soñé que en el seno de las familias mexicanas dejaba de incubarse la corrupción: el padre ya no aplaudía al hijo por haber cometido un fraude al copiar en los exámenes y, al mismo tiempo, dejaba de sobornar a la policía de tránsito enfrente de los suyos. Nuestros niños crecían con un nuevo concepto de la ética inspirado en el respeto a la ley y a las buenas costumbres. En las escuelas mexicanas ya no se incubaba la mediocridad, sino que surgían ciudadanos convencidos de la importancia de la información académica.}


Soñé que los sacerdotes católicos dejaban atrás el pernicioso celibato y se extinguían las desviaciones pederastas. Soñé que el clero publicaba sus ingresos y explicaba cómo los destinaba a la caridad. Se acababa el comercio espiritual. Soñé que ya no existía la evasión fiscal y la autoridad, por otro lado, aprendía a gastar de manera eficiente y honorable. México se desarrollaba a una velocidad meteórica. Soñé que los laboratorios ya no vendían medicamentos prohibidos por la Organización Mundial de la Salud, que los agricultores ya no traficaban con productos estimulados con fertilizantes cancerígenos ni los avicultores y los ganaderos hacían crecer a sus animales con hormonas. La buena salud era una realidad.


Soñé que los narcotraficantes dejaban de envenenar, por convicciones personales, a la juventud y a la sociedad, se extinguían los cárteles y se desplomaba el precio de la cocaína a menos de cinco pesos el kilo. Los consumidores se dirigían a centros de rehabilitación en busca de ayuda para liberarse de las adicciones. Soñé que los industriales se abstenían de descargar sustancias tóxicas en los ríos condenándolos a la extinción y acabando con toda posibilidad de vida humana y animal. Las playas mexicanas ya no resultaban contaminadas con diferentes desechos humanos, químicos y animales. Se podía nadar sin peligro a contraer infecciones en los ojos, en los oídos y en el estómago.


Soñé que las policías del país ya no estaban integradas por bandas de criminales, que los políticos escuchaban y convertían la voluntad popular en leyes, desaparecían los monopolios públicos y privados, se democratizaban los sindicatos oficiales liberándolos de sus secuestradores y se ejecutaban las tan ansiadas reformas estructurales.


Soñé que los comerciantes dejaban de vender kilos de 800 gramos y los jueces impartían justicia sin abrir el cajón para recibir los sobornos y enajenar la ley al mejor postor. Soñé que los cientos de miles de millones de dólares que, año tras año, mandaban a Asia nuestros socios en el Tratado de América del Norte, se invertían en México para crear empleos dignos y bien remunerados, con lo cual se acababa el interés por emigrar al norte del río Bravo y se apagaban millones de mechas encendidas, las de quienes estaban sepultados en la desesperación y en la miseria. Soñé que había una gran escuela de administración de empresas en donde se forjaban hombres de negocios capaces de crear millones de plazas de trabajo, con imaginación, coraje y audacia. Soñé que la mayoría necesaria para aprobar leyes en el Congreso de la Unión se reducía a 35% y, como por arte de magia, desaparecían la parálisis legislativa, la parálisis económica y la parálisis social. Las leyes se aprobaban sin mayores dificultades por el partido dominante. México volvía a respirar, México se revitalizaba, México crecía. Soñé que el periodismo amarillista dejaba de publicar, en sus primeras planas o en sus noticiarios más destacados, los dramáticos hechos de sangre que hablaban de un estado prerrevolucionario. Ya no escandalizábamos al mundo entero. No se trataba de vender más periódico, sino de cuidar a México. Se explotaba talentosamente el turismo. Soñé que algunos periodistas ya no se jactaban de haber entrevistado a criminales, envenenadores del pueblo, sino que daban las pistas necesarias para lograr su detención. Ya no era un orgullo profesional haber entrevistado a una rata inmunda ni lo anterior era aplaudido por la opinión pública: la ética y el amor a México se imponían.


Soñé que los constructores ya no colocaban alambrón, cobrándola como varilla de acero. Soñé que a través de una reforma política se reducía el mandato presidencial a cuatro años, con la posibilidad de reelección por otros tantos más, cuando la suerte nos llegara a premiar con la presencia de un auténtico estadista dotado de una clara visión del futuro. Soñé que los historiadores mercenarios de golpe dejaban de serlo y escribían crónicas reales, cercanas a la verdad revelada en sus investigaciones, sin recibir consigna alguna, de la misma manera en que los periodistas ya no aceptaban sobres llenos de billetes para confundir a la opinión pública, a la que se deseaba engañar ocultando una realidad inconfesable.


Soñé, soñé y soñé sin darme cuenta de que ya me había muerto…