miércoles, 17 de junio de 2009

Voto nulo 3


Después de mi segundo escrito del voto nulo, el de respuesta a la carta de la Sra. Dresser; Mariana Espeleta me constesta esto (espero que no se enoje por poner su respuesta aquí, está textual):

Creo que el quid del asunto es que Luis Fer considera que por el hecho de que el la Ley Federal Electoral no contemple la anulación del voto (ni los partidos) como una herramienta con validez institucional para modificar al sistema, esta por ende, no lo tiene. Este planteamiento está ubicado dentro de una lógica institucionalista.
Los Anulistas, Denisse entre miles de otros incluidos, ubicamos al voto nulo como un planteamiento con otra lógica: la lógica de la acción política. En esta Lógica, el hecho de que una herramienta no sea considerada por el cuerpo de instituciones como válida no quiere decir que no lo sea, puesto que la validez de la herramienta la determina la propia naturaleza de la acción -en este caso concreto lo será la presión política- Este el es principio de la resistencia civil organizada que entre otras cosas carga de significados políticos a los actos (y que ha transformado sistemas políticos enteros totalmente al margen de lo previsto por las instituciones, por poner un ejemplo, en el caso de la liberación de India dirigida por Gandhi).
Como el mismo Luis Fer admite, ahora no quedará duda de que estos votos nulos expresan repudio (ya cambió el significado, en el aparato político y en el colectivo social de que el voyo nulo es = error) esta expresión tangible -y medible- de repudio es una herramienta de cambio muy efectiva. Tan importante es que los gobiernos -y las instituciones-gastan millones de pesos precisamente para obtener una opinión pública favorable que les legitime. Prueba del efecto que ya está teniendo el voto nulo es precisamente la inversión que se está haciendo para combatirlo. Spots, conciertos, publicidad de todo tipo. La carencia de legitimidad, es en política una factura cara de pagar y ciertamente lo caro impele al cambio de formas muy eficientes. entre otros efectos está el ya señalado por Paco Navarrete, la reducción de presupuesto directo a los partidos para gastos electorales cuando disminuye el porcentaje de votantes.
Tong
si eso no es una buena pedrada que trasciende con mucho al berrinche, entonces no se lo que pueda ser.
Saludos,
Mariana

A lo que yo respondo con el tercer ensayo sobre el tema.

Niño de seis años

Espero que no se torne en contienda personal a manera de pedradas en contra “del hermano”. Pero como de esto se trata con gusto me pongo los guantes, levanto la cabeza y le sigo. Está dirigido a una segunda persona, pero con el simple objeto de acercar el texto. Repito no es nada personal contra nadie.

Yo no estoy cuestionando la eficacia del voto nulo colectivo, y me importa un cacahuate si el IFE la reconoce como válido o no. Mi punto es que si al votar, el hecho de tachar todos los partidos (o trazando una A circulada, o dibujando un marrano) es la forma de sacarle más jugo a tu boleta. Si tu crees que vas que vas a lograr un parteaguas en la política entonces ¡hazlo! Honestamente no te rindas si se te presenta la oportunidad de trascender así de fuerte, porque esa oportunidad no se da todos los días.

Yo no estoy para proselitismos yo no quiero convencer a nadie de votar (de tal o cual forma). Estoy opinando ante una postura que me ha costado trabajo forjar. Y sinceramente, he resuelto que anular mi voto no es la forma de lucha que más beneficios brinda: al país, a la sociedad, a mí mismo.

Por esto ahora te comparto mi cuestionamiento ¿qué pretendes lograr anulando tu voto? Y luego piensa en el 6 de julio: ¿qué es lo que realmente lograrás? Los Anulistas dicen que quieren hacer presión política. Yo creo que en realidad van a mandar un mensaje: la gente no se siente representada y está dispuesta a iniciar una resistencia. Así tal cual como Charles de Gaulle. ¿Hasta qué puntos puede llegar estar resistencia? ¿estamos dispuestos a pagar lo que nos cueste? Yo prefiero utilizar los senderos que ya nos han mostrado, ya sabes, el “malo por conocido…”

Ahora como me citaron a Gandhi, ha llegado el momento de quitarme los guantes e iniciar la vía de la simpatía con los que no opinan igual que yo (no somos contrincantes, hasta donde tengo entendido). Me dicen que Gandhi usó la resistencia civil organizada. En el sentido estricto, aplicado al voto nulo, es totalmente lo opuesto a la filosofía de Ghandi. El método —o filosofía— creado por él se llama Satyagraha y dice que la forma pacífica de hacer las cosas es por medio de unirte a tu enemigo, y no violentarlo. Esta es la cita textual:

“…En la aplicación de Satyagraha descubrí en las primeras etapas que el perseguir la verdad no admite violentar a nuestro oponente sino que este debe ser advertido de su error mediante la paciencia y la simpatía” Gandhi, M.K. Non-violent Resistance (Satyagraha) (1961) p. 6 (está en Wikipedia no creas que tengo mi manual de Ghandi aquí al lado)

Aquí depende el métdo de lucha que se desee llevar, yo como Ghandi, prefiero hacerlo de una manera menos perrucha. Considero que mucho nos ha costado ya llegar a tener nuestras instituciones y estoy seguro que son modificables. Yo soy más dado a usar las herramientas a mi alcance, presionar con otras maneras. Reparar, más que poner en jaque al sistema.

Me encanta el ejemplo del tren. Tienes dos opciones: subirte y cambiarlo desde adentro o tratar de volcarlo y poner uno nuevo. Yo decido subirme al tren. Si hay quines se sientan Superman y creen que pueden cambiarlo por completo, adelante, por eso somos una sociedad plural. Pero si a Gandhi vamos, él creyó que debía hablarles a los enemigos sin violentarlos. El voto nulo es ponerse enfrente del tanque de guerra esperando que se frene. Es preferible ponerle una mano en el hombro y decirle “güey, la estás cagando”.

¿Por qué sigo creyendo que es un berrinche?… ¿qué es un berrinche?(dado que me están casando con las instituciones, me apoyo en ellas) La RAE dice que el berrinche es: Coraje, enojo grande, y más comúnmente el de los niños. Y que además viene del latín verraco —que no pongo qué significa porque entonces más se me van a enojar—. Siento un gran enojo en la respuesta. Yo no estoy todavía tan enojado y aprovecharé, ahora que estoy calmado, para exhortar a que no se dejen llevar por el odio a los políticos. Exhortar a seguir solicitando una unión efectiva entre el gobierno y la sociedad —una relación casi de amistad—, se qué es difícil y que se requiere de muchísima paciencia y dedicación, justo como el ayuno (que vale destacar no son tareas nada fáciles); pero honestamente creo que traerá mejores resultados.

No le creo a los partidos políticos. ¡Menos le creo a los actuales candidatos! Pero sí creo en esta democracia. Nuestros partidos políticos piensan como niños de 6 años, y como tales no entienden nuestras razones, hay que llevarlos de la mano hasta que maduren y se dejen de dimes, diretes y demás babosadas. Creo que es un sistema enfermo y que está pidiendo a gritos que le ayudemos. Que le digamos qué hacer. Pero si me paro en su puerta y en cambio le escupo en la cara solo voy a violentarlo (lástima, este niño de 6 años tiene la fuerza de Sansón), mejor juego su juego y lo llevo por el camino que yo creo conveniente.

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