Desde aquellos días del pepeneo, no ha pasado gran cosa en cuestiones laborales, sin embargo, sí ha habido eventos memorables. Cuando trabajamos por última vez fue un martes, el miércoles descansamos y el jueves, cuando se supone nos llamarían, tampoco hubo trabajo. Estábamos en vísperas de la fiesta nacional de Quebec así que al parecer no requirieron obreros por varias jornadas.
El día de San Juan Bautista se llevó a cabo un gran desfile culminado por un gran concierto de música tradicional en el parque Maisonneuve, al lado del estadio olímpico. Al desfile se dieron cita marionetas de personajes famosos (famosos acá porque solo en su casa los conocen) como René Levésque y obviamente ninguna alusión a Su Majestad Isabel II. No fui al desfile, porque fui a otro parque a ver peleas medievales de juego y danzas con tambores. Lo que sí no me perdí fue el gran concierto.
En el parque Maisonneuve se instaló un gran escenario por el que desfilaron cantantes que seguro son famosos, con el denominador común de letras de opresión inglesa y deseos de independencia bajo la palabra libertad. Terminó con un tipo delirando una historia de una bruja y un granjero que nadie entendió –hasta los locales tenían cara de intriga-. Después de horas de estar de pie decidimos culminar la fiesta “nacional” de Quebec con una deliciosa y engordadora poutine.
El día del partido, el Peel Pub se vio abarrotado de camisas verdes de México, casi tan numerosas como las amarillas. Lástima por los pentacampeones engreídos que no se cansaban de jurar que en un partido profesional no podrían perder ante la escuadra mexicana. Buen castigo se llevaron por menospreciar nuestro azteca power.
1 comentario:
Wooooooooooow,, que padres recuerdooos, jajajaja, que buena onda que tenias como un diarioooo,, me acorde de muchisimas cosas, la verdad que estuvo muy padree,, se debe repetir,, aunque ya todos sean unos ingenieros ocupadooos,,
esta suuuper padre,,, que buen escritoor, jajajaj
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