Acabo de empezar una nueva etapa geográfica de mi vida. Ya no me voy a quejar más de Guadalajara, ya no voy a hacer berrinches por el tráfico, ya no voy a... ¿por qué... todo mejoró? Lamentablemente no. Pero yo decidí emigrar. Nada lejos, a Guanajuato. Ahora sí estoy alejado de la mole de problemas ¡adiós Guanatos! (si no estás familiarizado con el término; Guanatos se refiere a Guadalajara, no a Guanajuato)
Llegué a una ciudad con el aire limpio, sin tráfico, donde la mayor parte de la gente no utiliza el coche. Es agradable vivir en una ciudad universitaria y turística. Todo está muy arreglado. Esperemos que todo siga así y que no sea sólo por causa del Cervantino. Y hablando de eso, no sé si Guanajuato sea todo el año así, pero por ahora, se respira un aire mucho más consumidor de cultura. No hay Lobos polarizadas, con sujetos que portan cadenas y esclavas de oro. No hay Hummers que se estacionan en dos lugares de discapacitados. Hay obras de teatro, óperas, danza, turismo, literatura. Todo es relajado, no es la constante lucha por ver quién tiene el pito más grande –reflejado en el tamaño del coche, por supuesto.
Mas no todo es bueno en Guanajuato, estoy de acuerdo. Pero este es el momento de echarle porras. Tal vez en el afán de que me visiten, o sólo por el momento de vivir algo nuevo: buscar departamento, comer antojitos mexicanos diario –es algo malo, te lo aseguro, después de tres días ya vomitas las garnachas-, lidiar con las revoltosas calles, descubrir que las viviendas en mi presupuesto están rodeadas de cholos. En fin, de todos los contras sobresalen, por mucho, los pros. Todo tiene su precio, si quieres vivir en el cervantino tendrás que aguantar a las hordas de chilangos desmadrosos, pero tendrás a cambio una ciudad viva, llena de luz.
Pongo llena de luz porque ahora el gobierno inició una campaña que se llama Guanajuato Ciudad Luz. No sé por qué lo hacen. Se me hace un recurso bien choteado. Ya tenemos a París como ciudad luz –aunque los franchutes aseguren que Lyon es la ciudad luz- no necesitamos ese desperdicio lumínico por acá. Luego no nos quejemos que hasta en las ciudades chicas, como esta, no se vea ni una pinchi estrella.
En realidad no quería quejarme, creo que es un poco de la resaca tapatía. Ahora que empiezo una nueva vida en esta ciudad sin semáforos, trataré de gastar mis energías en algo productivo. Pero no aseguro que te libraré de mis críticas (o quejas, como quieras llamarle), creo que es algo biológico, no geográfico.
1 comentario:
ande pues!! que haces en Guanajuato??? que chido cambio de ciudad!!!
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