martes, 14 de octubre de 2008

Montreal. Capítulo V

¿De qué se trata mi trabajo? Es el trabajo que más satisfacción personal otorga, no es cansado físicamente, mis compañeros son las personas más finas y además la paga es excelente. Inviertan todos estos adjetivos para que la descripción sea certera. Soy obrero en una fábrica de cuadros decorativos para Wal-Mart. Las tareas son varias, cada una peor que la otra. Puede ser meter cuadros de 30 x 50 cm. en una caja. Que aunque cada uno casi no pesa, de seis en seis –como desea la industria que lo hagamos- se empiezan a sentir cada vez menos ligeros. O bien puede ser armar cajas (para meter los cuadros), es decir de ser un cartón corrugado plano se le dobla por un lado, por el otro, se levanta la parte de atrás, luego la de adelante, se doblan las pestañas y queda la caja.

Con sus ligeras variaciones, eso es todo lo que hago. Pero imaginen la segunda secuencia de acciones multiplicada por dieciocho mil. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta. Dobla, dobla, levanta, levanta, dobla, levanta ¿Cachan mi punto?
 
Puedo afirmar que ahora conozco el infinito. Si me pagaran a destajo me hubiera vuelto loco, pero como me pagan la hora me limito a convertirme en una maquinita. Dobla, levanta… perdón la costumbre. Ya repasé mentalmente (o en voz baja, incluso voz alta si el ambiente es ruidoso) todas las canciones que me sé ¡TODAS! dos o tres veces, pero todas, incluso ya he cantado las de Misa. Sin embargo he aguantado bien, ya llevo 4 días, equivalentes a $224 CAN. Claro llego muerto todos los días pero cansarme físicamente no me hace daño.

Trabajo rodeado de indios, chinos, filipinos y mexicanos. Y no es despectivo pero son casi todos indios, es decir nacidos en India. Gente que huele a curry con paprika bioprocesados y para acabarla hay unos que usan turbante. Por su bien no imaginen los olores, pero son ocho horas de sudor y curry encerrados en un trapo y honestamente dudo que se bañen diario y mucho menos que usen “headanchoulders”. Por cierto, las mujeres no huelen menos peor. 

Pero lo soporto porque me pagan $7CAN la hora. Si trabajo ocho diarias por cinco días, son cuarenta. Por siete da 280 dólares. Por cuatro semanas son poco más de once mil pesos. Honestamente no vale la pena ser ilegal a estas alturas. A Juan le pagaban como $5000 al mes y trabajaba seis horas, mejor trabajar en nuestro país en desarrollo. 
  
Lo que sí es que aunque la paga no sea el principal incentivo, la ciudad esta genial. Ayer fuimos a ver a los chavos de la selección contra Congo, ganaron tres cero. Digo, lástima haber perdido contra Argentina otra vez. Al cabo la que cuenta es la que se juega en Canadá, en Venezuela ni al caso, pa que ganar en el país de Hugo Chávez. Esos fueron comentarios de ardido por la derrota. Volviendo acá, el estadio olímpico estaba abarrotado de “paisas”. El ambiente se puso buenísimo, se oían a cada rato los cielito lindo y las porras a veces groseras. Como siempre lo más divertido era cuando el portero de Congo despejaba y la multitud le contestaba con un grito.

Desde el fin de la redacción del capítulo cuatro sólo han sido dos días y así, a falta de más sucesos me veo obligado a concluir.


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