Hace tiempo mi amigo felino posteó a qué se está dedicando. Eso hizo que me entrara la espinita y decidiera ponerme a aclarar a qué demonios me dedico. A pesar de mis comentarios twitteros o feisbuqueros sí hago algo en mi trabajo aparte de beber cerveza—he de admitir que un par de chelas semanales en horario de oficina no hacen daño—.
Seguro recordarás tus años mozos cuando durante la carrera tener el mejor el albur del momento te hacía popular por un rato (hago un paréntesis: si tú estimado lector, lectora, tuviste la desventura de no haber estudiado alguna ingeniería, seguro recordarás a tus amigos ingenieros. O si eres bella recordarás haber pasado enfrente del edificio D del ITESO para saber a qué personas me refiero. En fin… cierro el paréntesis). En alguna ocasión, cuando a una desventurada y muy atractiva joven mujer paseaba por nuestro edificio, a alguno de mis pintorescos compañeros –no recuerdo si era el Tuercas o el Greasemonkey o el Archu o quien haya sido— se le ocurrió recitarle a todo pulmón un albur particularmente jocoso, iba más o menos así:
“Bendita sea la tuerca del rin de la llanta del camión que trajo el cemento para hacer la losa en la que estás parada: ¡Monumeeeeeeento!”
A grandes rasgos esa es la lógica detrás del Análisis de ciclo de vida. Es un concepto muy simple: saber qué tanto se contaminó para que aquella fémina nos deleitase enfrente del edificio D.
Para eso primero hay que definir una unidad funcional, que puede ser un producto o un servicio. En este pintoresco ejemplo definámosla como una vista agradable. De esta forma hay que saber cuánta losa se necesita para que en ella pose aquél monumento. Y continúa de la misma manera en esta cadena: cuánto cemento se usó en la losa, cuantos kilómetros viajó el cemento en el camión, si el rin es cromado o no y cuanto pesa y de qué está hecha la tuerca. Así analizamos ya el sistema desde arriba hacia abajo (Top-down analysis)
Ya sabiendo cómo se mueve el sistema, ahora hay que calcular de abajo hacia arriba (Bottom-up approach). Siguiendo esta lógica, hay que estimar cuánto de la tuerca —respecto a vida útil, desgaste, etc.— le corresponde al rin. Y cuánto del rin al camión. Y cuanto del camión se le puede atribuir al kilo de cemento. Y cuanto de la vida útil de la losa se le puede atribuir a la muchacha. Como ves, puede depender de muchísimas cosas. Por ejemplo el desgaste que le imprime una mujer de unos 60 kilos durante unos minutos a una losa de cemento que estará ahí por 50 años es mínimo; pero qué pasa si esa mujer hace que se congregue una multitud que a su vez desgastarán el suelo que están pisando. Por eso mismo hay que establecer una serie de asunciones. Que por lo general se basan en adivinaciones educadas acerca de los patrones típicos de uso.
Pero aún no termina ¿Hasta dónde se acaba el sistema? El camión consume diesel. El diesel hay que destilarlo y antes hay que transportarlo desde su lugar de extracción, y antes hay que extraerlo, y antes de extraerlo hay que perforar, y antes de perforar hacer estudios de dónde hay petróleo, y los que hacen el estudio comen y se transportan en un camión que se mueve a base de diesel, que hay que destilar, transportar y explotar… ¿aclaré mi punto? Así para cada uno de los procesos unitarios (tuerca, rin, llanta, losa, mujer). El caso es que llega un punto en el que hay que delimitar nuestro estudio: establecer las fronteras de sistema.
A esto hay que sumarle que hay un montón de impactos (explicaré más adelante dónde entra la estimación de impactos o Impacts Assessment) que no pueden compararse entre sí. Por ejemplo, la contaminación sonora de los chiflidos debe cuantificarse en decibeles, mientras que la baba de los observadores se considera como residuos biológico-infecciosos. Luego viene calentura (la temperatura no es lo único que se eleva) que produce contaminación térmica ¿Cómo hacerle para comparar ruido, patógenos y temperatura? En fin, es como comparar peras con manzanas, o melones con bomboncitos; por supuesto hoy en día ya hay herramientas para compararlos y sumarlos todos pero los omitiré debido al alcance limitado de este post.
Habiendo establecido las fronteras, hecho un montón de estimaciones educadas para poder asumir parámetros, hicimos ya el análisis de inventario. Al mismo tiempo (en realidad es un proceso iterativo pero poco importa) se definen metas y alcance del proyecto y hasta estimamos los impactos; de los cuales me parece que algo ya se ha hablado (aquello de la contaminación térmica). Estos tres últimos –inventario, metas e impactos— se someten a interpretación ¡¡¡y… Ta-ta!!! Tenemos listo el Análisis de ciclo de vida para una vista agradable.
Espero con esto haberte ya ofrecido un trago de a qué me dedico. En mi actual experiencia, desafortunadamente, la unidad funcional no es “tener una vista agradable” sino una botella de cerveza (digo tampoco me quejo). Y en el caso de los impactos yo me enfoco solo a uno: cambio climático. Júntalos y obtienes el nombre de mi proyecto Huella de carbono de una cerveza.
6 comentarios:
Cool, y cerveza gratis en horas de trabajo jajaja
Tu trabajo está muy interesante, mi Luisfer. Es algo de suma importancia y que se debería haber empezado a trabajar en ello muuuuuuchos años antes. Pronto acudiré en tu auxilio porque, como te comenté, necesito un análisis de ciclo de vida para mi proyecto también!
jajajajaja por cierto, me encantó la analogía de la mujer con el análisis de ciclo de vida =D
Sí, hace como 5 años q tengo un blog, últimamente no escribo mucho, pero espero te parezca interesante. Un abrazo¡
OMG! So sheldon-ish! ;-)
Issie, ya te añadí a mi lista de lecturas jeje, te tendré checadita de ahora en adelante.
León, no te me has olvidado, hay buenas noticias en cuanto al LCA de tu proyecto, pero dame chance que estoy hastalculo de chamba ahorita. te escribo pronto.
Carlos, CERO sheldonish jaja, but indeed great minds think alike!
Visão altamente neste local, postagens assim dignificam a quem quer que aparecer neste blogue :)
Realiza mais do teu blog, aos teus visitantes.
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