Después de tantas letras, de tantos renglones. Mi pluma favorita agonizó hasta que su tinta azul se fundiera en tan solo un fino suaje en el papel. Me da mucha nostalgia pensar cuánto tiempo pasó acompañando a mis dedos. Cómo se convirtió en parte de mi brazo izquierdo. Y Cómo aún después de tener la punta aguada porque se me cayó, no la deseché; se aferró a mí y yo a ella.
Su trazo fino, sus redondas os, sus tachones frecuentes. Me cuesta tanto trabajo agarrar esos diez gramos de plástico y aventarlos al basurero. Tengo ahora a su hermana gemela y aun cuando acompaña bien a mi mano, se siente como una intrusa.
Ahhhh ¡ya qué¡ Las cosas se acaban y no queda de otra más que renovar esos pequeños objetos que se ganan su parte en cada quien. Hasta luego querida pluma, te voy a remplazar extrañar.
1 comentario:
a mi me encanta cuando me acabo las plumas, me encanta ver vacio el tubito de las big.
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