domingo, 21 de diciembre de 2008

El día que la Tierra se detuvo

Spoiler warning ¡Cuidado lo que sigue te va a arruinar la película de El día que la Tierra se detuvo! Si no la has visto no lo leas, si ya la viste, probablemente compartirás mi crítica.

Acabo de ver la película de El día que la Tierra se detuvo. La película no es una joya cinematográfica pero a mí me gustó por tres razones que encontrarás detalladas en la segunda parte y creo que se puede mejorar por muchas más razones que explicaré enseguida. Empezaré por las cosas malas porque es más enganchante leer críticas que flores. Como dije: la película no es una joya y coincidentemente las cosas malas tienen que ver con los elementos centrales de la película, y las cosas buenas les salieron bien casi de chiripa. Van las malas:

Control de la tecnología. El alien mayor -el personaje de Keanu Reeves-, que por cierto tiene un nombre bien chistoso, se llama Klaatu (eso sí me gustó), controla la tecnología con solo tocarla. O con tener cualquier tipo de comunicación con el aparato. Por ejemplo, puede dejar inmovilizados a los débiles humanos al hacer que las cosas suenen fortísimo con solo tener una red de blue tooth. El caso es que es no es nuevo; ya lo vimos Heroes, Mikah el hijo de Nikki controla semáforos y cajeros automáticos. El jóven Connor también hace algo parecido en el Terminator de 1984. Y en muchas de las películas de Aliens pasa lo mismo: El día de la independencia es una de ellas. Yo disfruto más en las que no nos dejan sin defensas sino que nuestras armas son insignificantes.

Termitas. Peor que el hecho que Klaatu controla la tecnología es que el método de destruir todo es a base de termitas. Eso sí termitas muy potentes e indestructibles. Estas termitas salen del arma del alien, que es una especie de robot cíclope que se pulveriza convirtiéndose en millones de termitas miniatura que arrasan con todo lo humano, desde cristales blindados hasta nuestros gelatinosos órganos. No sé tú pero me parece que el efecto de que las termitas corroen las cosas está un poco gastado, salía hasta en las caricaturas cincuenteras de Mickey Mouse. 

Láser del Robot. Como ya dije el arma del alien era un robot con forma de humano de unos 20 metros de alto. Eso ya también lo vimos con los centinelas de los X-men , además su arma es un láser que sale de su único ojo, que es un visor. Igualito a Cíclope el alias de Scott Summers de los X-men.

El tradicional romance. Aunque entiendo que se necesita un gancho afectivo para que estas películas se nos graben y nos identifiquemos. Es un poco bajo insinuar que se aman Connelly y Reeves. Nunca te lo dejan claro pero desde el primer encuentro cercano del tercer tipo, “te las hueles” y empiezas a sospechar que el romance entre los protagonistas será el rol central de la trama.

Bolas de luz. Se supone que los aliens bajan en bolas de luz, que a final de cuentas son unas bolas multifuncionales: recolectores de especies terrícolas (específicamente nos muestran cefalópodos; y sí, si secuestran a un humano, o bueno toman una muestra del ADN), walkie-talkies mega modernos, y naves espaciales. El problema es que cuando se elevan se ven como bolas de luz, con los rayos en forma de estrella, como cuando manejas de noche y vez la luces de los coches con lentes ¡Se ve tan falso el efecto! Aparenta un presupuesto bajísimo –casi como anuncio del canal de las estrellas. No me explico por qué si vieron que se veía tan chafa, no decidieron hacer bolas extraterrestres con acabado mate, opacas para que no se viera tan chafa. Y para rematar esas bolas no son nuevas son idénticas a la bola que sale en la serie Los 4400. Se dejaron ver muy poco originales. Por cierto, me sorprende que Keanu Reeves con semejante experiencia con la pantalla verde (Matrix) le saliera tan mal su actuación con las bolas.

Suficiente de echar pestes, ahora explicaré las cosas que a mi gusto son rescatables de la película.

Destrucción del planeta. Yo disfruto con singular alegría todas aquellas cintas donde el planeta es destruido. Por más falsas que sean. Me gustaron Armagedón e Impacto profundo tanto como El día después de mañana. También Exterminio, Resident Evil, El reino del fuego, Los niños del hombre y las demás versiones del apocalipsis. Incluso El planeta de los simios, que lo único que hace ver de la Tierra es la estatua de la libertad a medio enterrar. Por ese lado bien, aunque les faltó destruir Londres, París, el Capitolio o el Palacio de San Lázaro (uy sí como si alguien se dignara a destruir eso).

Jennifer Connelly. Ella no necesita mucha introducción, solo énfasis en sus ojazos y en el conjunto que forman con su figura. Solo que es muy difícil imaginar a una doctora en astrobiología (no sé si esa ciencia de verdad exista) estando tan esbelta. Ya no escribo más de ella porque luego se me enojan. 

Se parece a Toquemos fondo. Tiene un enorme parecido con mi ensayo. Yo propongo qué pasa si la humanidad toca fondo, y ellos proponen que la humanidad debe ser destruida porque está tocando fondo y se está llevando al planeta de corbata. Me hubiera gustado que la peli tuviera un epílogo y ver si coincide con mi punto de vista al mostrar el destino de la humanidad justo después de tocar fondo. La idea central es la misma: un renombrado nóbel dice que cada civilización cambia al borde del abismo y yo propongo que no vamos a cambiar sino hasta que toquemos fondo. Es una notable coincidencia solo que aquí la humanidad cambiará o si no, regresarán las termitas asesinas; y yo propongo que vamos a terminar cambiando por nuestra propia estupidez, sin la necesitad del chicote alienígena.

Total, si ya leíste esto y no has visto la película puedes mentármela agusto porque definitivamente ya te la cebé. Y si ya viste la película y no has leído mi ensayo te lo dejo aquí. Para que cuando estés aburrido desperdicies 14 páginas de tu tiempo en mí versión del apocalipsis ambiental. 

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