viernes, 9 de mayo de 2008

Qué me propongo al escribir

He aquí mi más reciente ensayo, lo estuve comentando y me falta hacer hincapié en que no me quiero convertir en payaso, ya que lo lean creo que entenderán, lo que sí creo que nunca hay que perder es la capacidad de reirse de uno mismo.

Qué me propongo al escribir

Escribo por las razonas comunes del que escribe: preservar las ideas, transmitir información y desahogarme. Y de las anteriores muchas son sólo para mí, sí, las escribo de forma muy egoísta, solo para mí. En una bitácora, en la computadora, en una servilleta, donde sea, pero para mí. Pero como este texto sí es para compartir no voy a decir nada más de las primeras razones.

Hace poco me di cuenta que escribo para obtener el reconocimiento de alguien. Y creo que al que no le gusten unas palmaditas en la espalda es porque o no las recibe a menudo, o porque es raro; claro existen sus excepciones. Sí creo que exista gente que pueda sobrevivir sin ningún tipo de reconocimiento por su obra; yo no, yo sí necesito halagos. Que puede ser de cualquier manera, desde una remuneración económica o un premio, hasta las vacías sonrisas de las tías que después de leer el texto te dicen “está muy padre”. Creo que está claro que prefiero los premios a las sonrisas.

También recientemente descubrí, por más que no lo quería aceptar, que tengo un gran miedo al ridículo y ahora escribo para quitármelo. Lo que me hizo darme cuenta fue la frase de un escritor mexicano –el cual, por cierto, desconozco el nombre- dice que no sobresalimos por el miedo al ridículo. Y la verdad no es que quera sobresalir, nada de de eso, sólo quiero quitarme lo ranchero.

Parecerá que es un poco difícil encontrar reconocimiento y no hacer el ridículo al mismo tiempo. No quiero dejar de hacer el ridículo, de hecho quiero hacerlo más seguido, lo que quiero es no temerle. Poder hacer cosas chistosas, sin importar obtener sólo sonrisas vacías de los familiares, cuando ser chistoso lo amerite. Lástima que el ser chistoso sea un talento y yo no lo tenga, por eso hay que hacer el ridículo más seguido. A todo mundo nos da risa que a una persona aburrida se le encuentre borracho diciendo sandeces en el mercado de abastos.

Y esto nos lleva a la tercer razón de escribir. Hacer ameno el rato. Yo me divierto escribiendo, tal vez tú lo hagas leyendo. Pero es básico poder hacer textos interesantes o chistosos, para un gran número de personas, sobre todo en un campo como el de la ingeniería. Que es un campo especialmente aburrido, donde todo se basa medidas definidas como los kilos o los moles, o estructuras establecidas, o bombas y tubos, o todo ese universo carente de gracia que los que lo conocen concordarán conmigo.

Por el momento parece que son todas las razones para escribir, y si no están en los párrafos anteriores no son tan de peso como para acordarme de ellas. Y recuerda que si lo digo yo, el internet, o la tele, entonces es totalmente cierto.

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