jueves, 10 de abril de 2008

Inspiración

La inspiración es aquello que se busca cuando se tienen los sesos secos. Puede utilizarse por los flojos como pretexto de no hacer nada o como pretexto de los no flojos para hacer algo. En los dos casos la palabra cumplió su objetivo. Pero tanto flojos y no flojos la tienen por ahí, a unos les llega más rato y a otros no les llega, pero ¿no les llegará porque no quieren o en realidad no quieren que les llegue?

Qué fácil es hacer las cosas cuando uno está inspirado; los renglones se llenan solos y ese dificilísimo problema de matemáticas hasta se resuelve por sí mismo. Como si la respuesta de todas nuestras cosas estuviese ahí delante de nosotros. Pero ¿por qué entonces, la inspiración llega y se va? y se presenta con más frecuencia después de un descanso o de una comida ¿Será que la podremos invocar? ¿qué un cuerpo con ánimos es imán de las musas? Parece que sí. La inspiración ahí está con todos nosotros, solo que le encanta vernos desesperados peleándonos con nosotros mismos –y a veces con nuestros utensilios, como lápices y el teclado-.

Hubo un tiempo que un tío perdió la inspiración de dormir. Me contó que durante un par de días (gracias a Dios su insomnio no es nada severo) se revolvía en las sábanas y se levantaba siempre malhumorado y ojeroso. Decidió no pelearse con Morfeo y cada que la inspiración del sueño le abandonaba, de buena gana y como si fuera premio, se levantaba de la cama, agarraba un libro y en cosa de media hora caía rendido, a veces ni alcanzaba la cama. Por eso, cada que la inspiración no está, hay que olvidarse de ella y solita llega; como al niño que busca atención, se le ignora y luego se porta bien.

Ahora bien, cuando la musa está de buenas, se puede continuar con las labores más allá de su meta. O bien la meta cada vez está más lejos, tal como la zanahoria está siempre un paso adelante del burro. De esta forma, muy inspirado, se es tan productivo como se puede. Desgraciadamente nada es eterno y llega un momento en que aburrimos a nuestra musa y nos abandona. Qué curioso, cuando no podemos retenerla es por lo general cuando estamos cansados o hambrientos.

¡Oh, querida musa, ven a mí para ayudarme a terminar este escrito! Parece que esta musa está falta de inspiración y le da flojera realizar el largo viaje desde el Olimpo. Así que no me culpen si a este escrito le falta gracia, no es mi culpa, sino de la musa perezosa que no se digno a hablarme al oído. Mejor voy por unas quesadillas y una siesta, tal vez luego se digne a visitarme.

1 comentario:

FITI dijo...

Que onda luis fer, como siempre muy buenos posts, ayudan a olvidar la monotnia y a olvidarse de la busqueda de la inspiracion