Me llegó la publicidad de Volaris. La aerolínea me desagrada de sobremanera por una mala pesada que me jugaron, pero hay que admitir que esta parte de su publicidad es buena. Me hicieron reír los nombres, por ejemplo; el de la princesa Usnavi, aquella a la que en su honor bautizan muchos barcos. O el de Masiosare, aquél extraño enemigo.